Pyrenaica 299 (2025)
Pyrenaica 299
EXPEDICIÓN VINSON
2025
Editorial

Santxo Monzon, Iñigo
Estos últimos años, en los que los números y los datos han ido ganando protagonismo en nuestras montañas —el desnivel acumulado, el ritmo de ascenso, el VO₂max, la frecuencia cardíaca, los gramos de proteína o las repeticiones de press banca—, me viene a la cabeza la respuesta de Felix Iñurrategi cuando le preguntaron por su mejor ascensión, su mejor día en la montaña.
Sin dudarlo y con profundo convencimiento, recordó aquel primer día en el que decidió hacer la mochila y salir al monte. Y es que, las mayores revoluciones a menudo residen en los actos más simples. Tan simples como tomar la decisión de preparar una mochila y salir a descubrir nuevas montañas, pueblos y costumbres.
Las personas que un día toman esa determinación, vuelven siendo otras. Regresan con una nueva mirada, con hambre de seguir explorando y con ganas de llenar esa mochila interior que todos llevamos dentro a lo largo de la vida.
Recuerdo esa misma sensación cuando, con apenas quince años, regresé del Vignemale (Ama Lister). Apenas tengo memoria de la bronca en casa por haber ido sin avisar, pero sí recuerdo con absoluta nitidez que algo cambió en mí: desde entonces no he dejado de recorrer montañas.
El mundo de la montaña está inevitablemente ligado al viaje. A menudo, para alcanzar una cima, hay que desplazarse, ya sea cerca o lejos. En Corazón de Ulises, Javier Reverte escribe desde la isla griega de Ítaca (Senderos del Épiro): “El viaje, la aventura, es la fractura de lo previsible”. Se trata, en definitiva, de romper con la rutina, de salir de la rueda.
Esta nueva edición de Pyrenaica recoge precisamente esa esencia: la montaña como motor para conocer lugares tan maravillosos como Tanzania, Grecia o Georgia, sin olvidar la todavía misteriosa Antártida.
Y para cerrar con una mirada local, me gustaría traer un refrán de mi zona, Uribe Kosta: “Sasik eta garbiten ezpadozuz, koxiko datzus ingeruk.” (Si no cortas la maleza, te acabará tragando el entorno). Es decir, si no rompes con la rutina, te acabará atrapando el aburrimiento.
Démosle un color diferente a nuestra vida: salgamos a explorar, a descubrir, a vivir... a través de las montañas.